viernes, 18 de noviembre de 2016

Mary Sue y Gary Stu, o qué tal si dejamos de confundir los síntomas con la enfermedad.

Esto iba a ser un hilo de Twitter. Pero Twitter es malísimo para poder expresarse como yo quiero, y este es un tema del que la hiel sale de mis entrañas más profundas, así que necesito soltar todo ese veneno de golpe y porrazo. Los posts de 180 caracteres no dan para tanto, y tener que cortar el texto que escribo por el afán de no pasarme desvirtuaría todo lo que quiero decir. Así que me he ido a buscar mi pendrive para escribir un artículo como Eilistraee manda. ¿Y cual es el tema de mi odio infinito en esta ocasión? Fácil, rápido y sencillo: las Mary Sue y los Gary Stu. Agarraos que vienen curvas.

Si buscais por internet, vais a encontrar de estas comparaciones A PATADAS


Me encontré con el término “Mary Sue” cuando empecé a publicar fanfics. El término “Marty Stu”, lo que ahora es “Gary Stu”, no tardó mucho más en llegar. Y, por supuesto, me preocupé de inmediato por el tema porque por aquel entonces la acusación de que un personaje fuera una Mary Sue o un Gary Stu era ya de por sí una crítica malísima para tu historia. A fin de cuentas, yo tenía personajes propios en mis fanfics. Yo, que tengo demasiada imaginación para mi propio bien, creo un personaje mínimo por universo de serie/libro/anime/videojuego, como si fuera mi avatar, que está allí para, exclusivamente, cantarle las cuarenta a todo cristo por hacer gilimemeces que luego acaban como acaban. Pero claro, eso me ponía en la línea de fuego, y tenía que asegurarme de que mis personajes estaban por debajo de ese “límite” que los convertiría en personajes execrables que me señalarían por la eternidad como la peor escritora sobre la faz de la Tierra, como poco. Hice un montón de tests por todos y cada uno de ellos, y respiraba tranquila cuando todos ellos señalaban que no, no era una Mary Sue. Solo uno se acercó peligrosamente a la línea, y la única razón por la que lo hizo es porque era una noble. Por supuesto, me horroricé, pero no quise cambiar al personaje porque el hecho de que fuera noble era necesario para la historia.

Ahora sé que probablemente el hecho de marcar la casilla de “es un noble” fuera un tanto engañoso. Y ahí entramos en el verdadero problema que ha surgido con las Mary Sue: la lista de “señales” que pueden indicar la presencia de una Mary Sue se ha convertido en el factor que convierte a un personaje en una Mary Sue a ojos de los lectores. Así que cuando ves a un personaje que no te gusta por X o por Y, la acusación que primero te sale a la boca es “¡es una Mary Sue!”

Ojo, que con esto también me refiero al término Gary Stu. Eilistraee sabe la de veces que he visto ese término para definir a Batman.

Imagen de Ensign Sue Must Die. La reacción lo dice todo XD
Había una miriada de señales que podían indicarte que estabas ante ese terrible adversario del que debías alejarte: que si tenía el pelo de colores raros de forma natural, que si tenía ojos de colores raros, que si los describía con adjetivos como gemas o el sol o cosas similares, que si era tan guapa/o que nadie podía resistirse, que si era más poderosa que cualquiera del resto de los personajes, si todos estaban bebiendo de su mano, que si tenía la razón siempre, que si cantaban como los ángeles, que si eran una mezcla de tropocientas razas… Ahora incluso se considera la heterocromía como una posible señal de “marysueismo”, y disculpadme el palabro. Eran tantas y tantas y TANTAS, que a la hora de la verdad, era prácticamente imposible que tu personaje no tuviera alguno de esos rasgos en algún momento. Por supuesto, todo el mundo te avisaba que una o dos no eran causa de preocupación. Era la acumulación de todas ellas la que debía disparar las alarmas. Y aún así, no eran lo que formaba a la Mary Sue, porque lo que debía preocuparnos no eran los signos externos, sino lo que había en el interior del envoltorio.

Un personaje “perfecto”, desde el punto de vista de su creador, que a su llegada hacía que todo el mundo girara a su alrededor. Todos amaban al personaje, todos lo deseaban, y aquellos que no, o acababan claudicando y uniéndose a la masa de adoradores, o acababan pereciendo de forma ignominiosa por su terrible transgresión. Y no porque el personaje hiciera un terrible esfuerzo para lograrlo, más bien al contrario. Simplemente sucedía porque tenía que pasar así. Para colmo de desgracias, su “perfección” daba derecho al personaje a hacer cosas muy lejos de ser perfectas, pero como era el todopoderoso y queridísimo personaje que siempre tiene razón, pues no passha naaaaaaaaaaaaaaaaaaa. Salvo que el lector a la altura del capítulo dos está deseando aniquilar al personaje de la forma más lenta y dolorosa posible, y bañarse en su sangre de virgen mezcla de elfo, ángel y unicornio. Por ejemplo.

Pero hemos llegado al punto en el que “Mary Sue” y “Gary Stu” son insultos que se arrojan con la misma facilidad que la ristra de improperios que suelta un español que acaba de dejar caer un martillo sobre su pie. Y cualquier señal es válida. Sobre todo la señal de ser muy poderosa, aunque no sea la más poderosa teniendo en cuenta la escala de poder. Basta con que no te guste, encuentres los rasgos adecuados y, ¡voilá! Ya estamos libres de lanzar una acusación gratuita contra un personaje que puede que esté mal construido, o incluso que esté bien construido pero que le caiga mal al lector.

Y entonces llegamos al punto en el que alguien dijo que las “Mary Sue” eran fantasías de poder y que tal vez deberíamos respetarlas. Y yo lo siento mucho, pero este tema lo veo como escritora y tengo que poner el puño en la mesa y decir que no, señores, las Mary Sue, de ser una fantasía de poder, no son una buena fantasía de poder. Por no ser, no son siquiera buenos personajes. Y tengo una razón para hablar de esa manera.
Me da igual lo que digais, a la tercera viñeta ya quiero partirle la cara, ¡y es una parodia!

Ya he dicho que las Mary Sue son “perfectas”, en un sentido… subjetivo de la palabra. Para la autora o el autor, lo son. Son todo lo que ellos consideran bueno y perfecto y maravilloso. Algunos de ellos, como ya han sido advertidos de lo de que un buen personaje tiene que tener defectos, ponen algún defectillo pequeño / pseudodefecto decorativo que usan para decir “pero tiene defectos, no es una Mary Sue/un Gary Stu” y del que luego pasan a olvidarse tranquilamente mientras el personaje se dedica a ser fabulosa, salvar el mundo por su cara bonita y que todos babeen por ella. Y es posible que a algunos lectores, especialmente aquellos que se quieran sentir identificados con el personaje en cuestión porque “oh, se lía con este o con aquel”, y es con el que quieren ellos liarse, el personaje les guste. Pero para el resto de personas, un fanfic de este estilo es un bodrio bananero consistente en un cúmulo de clichés manidos para que la pareja funcione. Aunque esto suponga retorcer la personalidad de todos los personajes. Es un personaje mal construido en una trama mal construida y peor ejecutada. Añadamos a esto capítulos que no pasan más allá de las cuatrocientas o quinientas palabras y una gramática que haría que mis profesoras del colegio murieran de un infarto ahí mismo, y ya tenemos la receta para uno de los miles de fanfics que esquivo como la peste cada vez que navego por fanfiction.net.

Es esa etiqueta de “perfección” lo que debe preocuparnos de la Mary Sue y del Gary Stu, y no las señales. Tener el pelo de colores extraños no te hace ser una Mary Sue: Milia Farina Jenius tiene el pelo de color verde y es un personaje glorioso que está muy lejos de ser una Mary Sue. Tener los ojos de colores extraños no te hace ser una Mary Sue: Raistlin Majere los tiene con forma de clepsidra, y no es ni perfecto ni envidiable en absoluto. Ser la más guapa del mundo no te hace ser una Mary Sue, y si no mirad a Helena de Troya y decidme si es perfecta. Ser una gran guerrera no te convierte en una Mary Sue: Hulka, Wonder Woman, Oracle, Kitty Pryde… todas ellas son grandes luchadoras, y no tienen ni una sola pizca que las haga Mary Sue. Ni siquiera ser alguien todopoderoso te hace ser una Mary Sue: Tarod, el protagonista de la trilogía de El Señor del Tiempo, es un DIOS, y es cualquier cosa menos un Gary Stu. No son las señales la causa de que el personaje sea una idealización desmedida. Son la consecuencia de ello. Son la consecuencia de una corta capacidad para definir a tus personajes, hacerlos viables, hacerlos distintos, humanos, vivos, para que el lector/a pueda preocuparse por ellos, vivir sus aventuras, disfrutar de sus triunfos y llorar sus pérdidas. La idealización que suponen las Mary Sue y los Gary Stu puede que sea agradable durante los primeros momentos, y estoy segura que para más de uno es un placer culpable escribirlos o leerlos, pero a la hora de la verdad, estoy segura de que la mayoría de la gente que lee disfruta más con una buena trama bien escrita y con capítulos de un tamaño decente. Y a ser posible con personajes canon que no tengan la personalidad cambiada, gracias.

Hace tiempo que dejé de preocuparme por los tests para ver si mis personajes eran o no Mary Sue/Gary Stu. Tengo otras preocupaciones mucho más importantes desde mi punto de vista. ¿Estoy haciendo bien la personalidad que quiero que tenga el personaje? ¿Los estoy diferenciando bien? ¿Qué tengo que hacer para mostrar esas diferencias? ¿Para mostrar esos defectos que tienen sin pasarme demasiado, pero que tampoco queden de adorno? Afortunadamente para mí, mis personajes son voces en mi cabeza. Dictan sus propios actos, toman sus propias decisiones, muestran sus propios tics. Aún así, a veces me encuentro corrigiendo trozos de conversación, haciendo pequeños arreglos, preocupándome por si al final en realidad todos los personajes tienen la misma maldita personalidad por mucho que he luchado por hacer lo contrario. Soy una persona insegura y un tanto paranoica, y seguramente seguiré luchando contra mis propias percepciones de los personajes que luego no resultarán ser como yo creía. Pero está bien, en el fondo esa lucha interna es buena para mí, porque intento mejorar, e intento evolucionar, y también intento que mis personajes evolucionen a lo largo de su historia. Seguiré luchando contra eso hasta que deje de escribir, y dejaré de escribir el día que me muera. Pero ya no lucharé contra la preocupación de si mis personajes son Mary Sue/Gary Stu porque, para empezar, yo escribo aquello que me gustaría leer, y por Eilistraee que odio a ese tipo de personajes.
Ahora en serio, id a ver las tiras de Kevin Bolk, es la hoxtia ese tío.

No voy a negar la posibilidad de que las Mary Sue/Gary Stu sean fantasías de poder, pero si lo son, son fantasías de poder malas. Mis fantasías de poder son mujeres cultas que saltan por encima de los obstáculos que les ponen y luchan para alcanzar sus metas, y lo consiguen. Son triunfadoras, son heroínas, personas capaces de conseguir lo que se proponen si lo intentan. Eso es lo que yo quiero encontrar, aquello sobre lo que yo quiero fantasear, y por lo tanto lo que plasmo en mi papel. No quiero que sean perfectas, ser perfecto es aburrido a más no poder. Ser perfecto implica que nunca hay superación, que nunca hay mejora, porque ya se ha llegado al tope, y si algo sé es que nadie es perfecto, y no se puede alcanzar ese maldito tope. Por eso, como escritora, no soporto a las Mary Sue y a los Gary Stu, y jamás los soportaré: son todo lo contrario a aquello con lo que sueño y aspiro.

Creo que por eso debemos ser conscientes de lo que son, y no vestirlos con trajes de otras luchas, ni tampoco lanzar acusaciones gratuitas. Debemos saber que problemas supone, tenerlo en cuenta cuando juzguemos, y sepamos llamar a las cosas por su nombre como es debido. Y así nos evitaremos chorradas, y los tochos de artículos de Yuko cabreada.

PD: … ¿Esta parrafada contaría para el NaNo?

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