domingo, 17 de enero de 2016

Gilimemeces Interneteras - Capítulo 3


Durante mi retiro espiritual escritor anual, que implica que escriba hasta 50.000 palabras en un mes, mi buen amigo Sparky compartió en su twitter un mensaje gracias al cual, después de más de un año, puedo sacar un nuevo capítulo de Gilimemeces Interneteras.


Me río por no llorar...

La imagen del día es esta:

Imagen cedida por Sparky. Gracias, jefe.

Solo comentaré que lo de la contaminación viene a raíz de las medidas tomadas por el ayuntamiento de Madrid por la contaminación excesiva. No entraré a discutir en este tema, porque mi posición al respecto seguramente logrará que me lleve un ladrillazo por parte de alguien, y no me apetece. No, lo que nos interesa de este “maravilloso” comentario es su certeza en que estamos siendo fumigados.

Veréis, no es la primera vez que me encuentro con este tipo de declaraciones. Esta imagen que dejo abajo es de hace ya unos cuantos años, cuando me tropecé por primera vez con este tema.

Lo que estáis viendo aquí es una de las muchas imágenes que encontraréis sobre los “chemtrails”.

Y qué son los chemtrails, preguntaréis. La explicación es larga y comienza con un término aeronáutico: las estelas de condensación o condensation trails, más habitualmente conocidos como “contrails”. Para que sepáis lo que son, si alguna vez veis pasar un avión por el cielo y este deja una estela blanca tras de sí, esa estela blanca es un contrail. Estos contrails pueden formarse por dos razones distintas: bien por un exceso de agua en los motores de un avión, o bien por los vórtices de aire creados por las alas de los aviones. En el caso de los motores del avión, el agua es uno de los dos elementos resultantes de la combustión del fuel del avión, y puede darse el caso de que el agua quede atrapada en irregularidades, formando gotas. Estas gotas, debido a las bajas temperaturas en el exterior del avión, se convierten en los cristales de hielo que dan lugar a la formación del contrail. En el caso de los vórtices de aire, esto se debe a que, para que un avión vuele, crea una diferencia de presión entre el aire que pasa por encima del ala y el que pasa por debajo. En ciertos puntos del ala, esta diferencia de presión crea vórtices de aire que pueden permanecer durante bastante tiempo una vez pasado el aeroplano. Estos vórtices son algo estudiado ampliamente porque no es la primera vez que uno ha causado un accidente. La diferencia de presión del aire que pasa por las alas puede condensar el agua, y los vórtices hacen que los cristales de hielo se concentren en un punto, creando la estela.

¿Me seguís todavía? Bien, porque ahora empieza la diversión.

La teoría de los chemtrails es que algunas de esas estelas en realidad no son contrails, sino estelas causadas por el vertido de sustancias químicas venenosas en la atmósfera, con fines desconocidos pero que sin duda son supermalignos. Las acusaciones van desde testeo de nuevas armas hasta control poblacional o del clima. Según la wiki inglesa, las sustancias más nombradas en esta teoría son sales de aluminio, bario, fibras de polímero, torio o carburo de silicio, aunque por supuesto están todos esos maravillosos herbicidas e insecticidas cancerígenos prohibidos a muerte por la Unión Europea. Para probar sus teorías, enseñan fotos como la de arriba, con aviones en los que hay enormes depósitos que, según estas personas, están llenos de las sustancias que luego rocían sobre nosotros. ¿Y de qué forma se puede distinguir un chemtrail de un contrail? Pues porque, según dicen, los chemtrails duran más tiempo y se acaban disolviendo visiblemente en el aire.

Sinceramente no sé ni por donde empezar con toda esta mierda.

Empecemos por los motivos, entonces. La base es que los gobiernos mundiales se han puesto todos de acuerdo para rociarnos con materiales venenosos. Lo primero que se me pasa por la cabeza es que, teniendo en cuenta que rara vez cinco países logran ponerse de acuerdo para hacer algo sin que alguien se salga de madre, difícilmente veo a todos los gobiernos de la ONU poniéndose de acuerdo para que jodan a su país porque van a joder a los demás. Pero no es ya solo eso, sino que es joder por joder. Para empezar, cualquier país que pruebe sus armas contra su propia población tiene al gobierno más IMBÉCIL de la historia. Ni los estadounidenses son tan gilipollas. En cuanto al control poblacional, alguien debería avisar a estos caballeros de que a los gobiernos ahora mismo les interesa que nazcan niños, porque la población está envejeciendo, y van camino de tener que financiar a un montón de ancianitos. Por no hablar de que las políticas de control poblacional suelen acabar mal, o peor. Si no, id a investigar la política del hijo único en China, y lo que les ha acabado costando. ¿Y el control del clima? Si ni siquiera los científicos pueden explicar con certeza los efectos de El Niño, La Niña y El Niño Modoki, ¿de verdad pensáis que un chorro de químicos va a lograr algo? No, ¿verdad? Pues hale, sigamos.

Respecto a la distinción de un chemtrail y un contrail, comentaremos lo siguiente. La primera cosa que comentaremos es que existen los “contrails persistentes”. Dependiendo de la temperatura, humedad, y otros factores de la atmósfera, el contrail puede durar en el tiempo más de lo normal, dispersarse más lentamente, e incluso formar finas capas de nubes. Por eso un día en una zona es posible ver un contrail que dure unos segundos, y al día siguiente ver otro que en el plazo de media hora se convierta en una pequeña nube. No soy lo que se dice una especialista en química o en física, pero estoy segura que lo que “fumigue” un avión a 10.000 pies de altitud no va a caer encima tuya, porque solo con las corrientes de aire que el propio avión causa, podría pasar cualquier cosa con los trocitos de hielo. Podría preguntarle a mi informante particular ingeniero aeronáutico, pero si no se ríe de mí en mi cara es porque es un santo varón que quiere mucho a su hermanita pequeña.

Los colores los produce la luz al refractarse en los cristales de hielo.
Y hablando de ingeniería aeronáutica, vamos con esa bonita foto de los bidones en un avión de pasajeros. La foto da a entender que los bidones están llenos de sustancias químicas venenosísimas que nos van a matar o algo del palo. El problema es que esa foto no es de una “fumigación”. Es una foto pública correspondiente a la prueba de un avión recién salido de fábrica. Para comprobar que el avión funciona correctamente, lo hacen volar con el peso que se supone que tendrá una vez empiecen a subir pasajeros. Como obviamente no van a arriesgar las vidas de personas inocentes, para imitar el peso de los pasajeros cargan la cabina con BIDONES DE AGUA. Pero claro, podréis decir que esto es una maniobra de distracción… El problema es que los que decís eso no tenéis ni idea de la estructura de un avión de pasajeros. Vamos a dejarlo en una forma simple. ¿Veis la foto de al lado de un avión de pasajeros dejando un contrail? ¿Veis que la zona donde se crea la línea es en la zona de las alas y de la cola? Bien, pues en las alas y en la cola lo que hay son PARTES DEL SISTEMA DE CONTROL DEL AVIÓN. En los bordes de las alas están los cables y sistemas hidráulicos que controlan los flaps y todas las cosas necesarias para un ATERRIZAJE Y DESPEGUE SEGURO, además de todos los sensores de nivel de fuel, porque da la puñetera casualidad de que los tanques de fuel del avión están en LAS ALAS y que el fuel dentro de las alas esté equilibrado es importante no, lo siguiente (si hay un desarreglo, el avión podría virar e irse al suelo). La cola es aún peor: es el timón de dirección. Y si queréis ver lo que le pasa a un avión sin timón de dirección, aquí tenéis un documental de un avión japonés que se fue a la mierda porque perdió la cola. ¿De verdad creéis que van a poner en peligro dos de las PARTES VITALES de un avión para fumigar a gente?

Lo que se suele usar para fumigación aérea (una práctica muy, muy regulada porque hay muchas dudas sobre el efecto que tiene en las personas, plantas y animales) son avionetas de ala fija como la M-18 Dromader o la Air Tractor. Si veis una foto de la M-18 Dromader, un avión que también se usa para la extinción de incendios, veréis que el depósito para los químicos/agua está en el cuerpo del avión. Para poder fumigar necesita de un aparato que se coloca a lo largo de las alas para que los químicos se apliquen de forma regular. Normalmente, para fumigar, el avión se pega mucho al suelo para hacerlo de la forma correcta porque, veréis, el aire se lleva las partículas dispersas. Son avionetas que se fabrican para este uso exclusivo y están preparadas para ello. Un avión de pasajeros NO lo está. Y si se intentara usar para algo como esto, probablemente el avión de pasajeros se estamparía contra el suelo.

M-18 Dromader. ESTO es un avión fumigador.
Ahora vayamos a las sustancias que la gente dice que sirven para envenenarnos. Empecemos con el aluminio. Aunque es cierto que existe una cierta toxicidad, para que el aluminio empiece a afectar al ser humano este tiene que INGERIR (no respirar, ingerir) 40 mg/día por kilo de masa corporal. En cuestiones respiratorias, el límite de polvo de aluminio que podemos respirar sin correr riesgos es de 5mg/m3, algo que probablemente esté controlado por todas las puñeteras estaciones de medición de polución del mundo. Y que además, de echarse a la atmósfera a 10.000 pies de altitud, probablemente se disperse por todo el aire de tal forma que, cuando quiera llegar al suelo, la concentración será casi risible. Teniendo en cuenta que sus compuestos suelen ser inflamables y ligeramente explosivos, tampoco es que sea algo que fuera a pasar desapercibido. En cuanto a los efectos en las plantas, es cierto que aumenta la acidez del suelo, provocando la muerte de las plantas… salvo que uses trigo, que está tan adecuado a esos compuestos que incluso podría usarse para limpiar el suelo de aluminio.

Vayamos ahora con el bario. Para empezar, el bario es muy reactivo, por lo que no lo vais a encontrar puro. Los compuestos solubles en agua del bario son, os lo garantizo ya, venenosos que te pasas. Con una cierta cantidad afectan al sistema nervioso, causando arritmias, temblores, ansiedad y parálisis… pero da la casualidad de que estos compuestos, a pesar de ser venenosos, no se acumulan en el cuerpo ni tampoco son cancerígenos, por lo que, si no te matan en el momento, no te hacen absolutamente nada. Pero nada de nada. Y luego están los compuestos no solubles que lo más que pueden causar cuando son respirados es una aflición llamada baritosis. Es necesario estar expuesto constantemente al preparado de bario, es fácilmente detectable en una radiografía, y solo hay que alejarse de la fuente que causa la exposición para que el bario desaparezca. El problema del bario es que es altamente inflamable, así que el mismo contacto con el aire puede hacer que arda. Solo por eso, debería quedar claro que no, no nos están rociando con bario, y si lo están haciendo son gilipollas por gastarse una pasta en esa tontería.

Sigamos con las fibras de polímero. Para empezar, vamos a definir lo que es un polímero: una molécula, o una macromolécula, con subunidades repetidas. Hay polímeros artificiales, como muchos plásticos, y naturales, como el ADN y las proteínas (¿os acabo de matar con esto?). El que un polímero sea venenoso o no depende mucho de los componentes de la dichosa molécula, con lo que habría que especificar de qué polímero estamos hablando. En el momento en el que usas algo tan general como esto demuestra que no tienes ni flauta de lo que estás diciendo. Sobre todo porque comemos fibras de polímero todos los días. Incluso si sois veganos. ¿Y ahora qué?

Ahora vayamos con el torio. El torio es un material radioactivo un tanto complicado de extraer, que suele usarse como fuel para conseguir energía nuclear, y para las dataciones radiométricas. Otros usos se han desechado por preocupaciones por la radioactividad de los productos en los que se acaba descomponiendo el torio. Y ahora, os voy a dar un dato divertido. Todos, cada uno de nosotros, tenemos un poco de torio en nuestros cuerpos. Unos 100 microgramos. Un dato aún más divertido: en caso de que ingiriéramos torio, nuestro cuerpo eliminaría el 99,98% del mismo. Por supuesto, el torio en el aire es un material peligroso debido a la ya mencionada radioactividad y a su tendencia, igual que el aluminio y el bario, a prenderse fuego con solo mirarlo. Sin embargo, los compuestos del torio son no solubles, por lo que el riesgo de envenenarse es muy, muy bajo, y lo más que puede provocar en exposición directa es una dermatitis. Así que el problema sería aquello en lo que acaba mutando el torio cuando se usa como material radioactivo. Seguro que algún loco con un medidor geiger se llevará una desagradable sorpresa si intenta averiguar si nos fumigan con torio.

Y así es cómo se fumiga.
Y por último, pasamos al carburo de silicio, un compuesto químico consistente en un átomo de silicio y un átomo de carbono. En su forma natural, se extrae de una piedra llamada moissanita, pero puede conseguirse de forma sintética. El carburo de silicio es lo que se usa para los frenos de los coches, y también para los chalecos antibalas, y se utiliza en la electrónica como semiconductor. Y eso son solo tres de los ejemplos de para qué se usa este compuesto que básicamente está en la vida de todos nosotros de una forma u otra. En cuanto a la toxicidad… Cero. Nada. Es decir, nos pueden tirar todo el carburo de silicio que les de la real gana que, a menos que lo tiren en forma de piedras, no nos va a matar en absoluto.

En cuanto a los herbicidas e insecticidas prohibidos, os puedo señalar dónde se están usando exactamente: en países de Sudamérica como Argentina, donde la legislación sigue permitiendo su uso. Dado que es probable que les salga más barato que otros métodos seguros, los agricultores de estos países los usan sin darse cuenta, probablemente por ignorancia, que están usando sustancias que ponen en peligro sus vidas y las de sus conciudadanos. Pero, ¿para qué le vas a vender una sustancia ilegal a alguien y meterte en problemas, cuando puedes venderla legalmente y forrarte? Obviamente sale mucho más rentable hacerlo de la manera legal, y total, estos gobiernos sí que miran para otro lado.

No voy a decir que no se han usado herbicidas en la guerra. De hecho, en Vietnam, los estadounidenses usaron herbicidas para intentar matar las plantas y así eliminar los cultivos de sus enemigos. Pero el detalle está en eso, en que querían matar las plantas. Me gustaría señalaros, por cierto, que el experimento fue un fracaso total, por lo que, que yo sepa, nadie ha intentado repetirlo. Y si lo hace, no le está saliendo muy bien. Es probable que soltar un chorro de napalm sea mucho mejor y más efectivo en este caso.

Y una vez dicho esto, me gustaría señalar que se ha intentado probar esta teoría en muchas ocasiones. La mayoría de ellas se ha descubierto que los datos que se usaban para probarla habían sido falseados por el individuo. Si os preocupan esas líneas en el cielo, tal vez deberían interesaros más los estudios sobre como los contrails afectan a la temperatura de las zonas en las que tienen lugar, hechos que se están estudiando en este momento y que son objeto de un análisis mucho más sensato. Porque, veréis, no creo que nadie, ni pilotos, ni controladores aéreos, ni personal de tierra, ni los tíos del Ministerio de Fomento con la carrera de ingeniero aeronáutico, estarían de acuerdo en que alguien envenenara a sus seres queridos.

Así que recordad, chicos, aplicad un poco de lógica y encontraréis los problemas de los que debéis preocuparos realmente, en lugar de creeros las milongas que os cuentan unos cuantos tíos con ansias de convertir al mundo en su enemigo.

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